domingo, 11 de diciembre de 2016

Las serendipias y como hicieron esto posible.

Hace mucho mucho tiempo (6 meses tal vez), cuando pensaba que mi vida estaba en completo orden y tenía todo planeado para mi futuro, encontré un post de facebook con palabras raras y sus definiciones. Como la amante del idioma que siempre he sido (y amante de que me digan “Michelle, que buen léxico el tuyo”) anoté las palabras que más me gustaron y prometí empezar a usarlas. He olvidado la mayoría, pero una se me quedó en la mente. 
Serendipia. 
Serendipia, dícese de un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando algo distinto.
Por ejemplo, cuando encontramos dinero  olvidado en el bolso mientras buscábamos las llaves del carro, eso es una serendipia. 
Si eres más cursi,  cuando encuentras el amor en una persona en la que sólo buscabas amistad, eso es una serendipia. 
Y esa, me pareció una palabra tan linda!  Con una definición tan alegre y llena de buenas vibras!! Quería usarla a todo momento. Serendipia esto, serendipia aquello, mi más grande serendipia, que eres mi serendipia favorita y tal y cual. Todo un show acerca de las las serendipias. Pero la serendipia más grande de toda mi vida, llegó un día después de una mala noticia, una depresión de un día, una perdida en la ciudad y una sugerencia de mi mamá. 
Tal vez el mundo empezó a conspirar en mi contra (o a mi favor, eso lo decido dependiendo de mi estado de ánimo) el día en que me levanté tarde para la prueba de URU.
nota: la prueba de URU es una prueba de admisión a la única universidad que da Psicología en la ciudad. 
nota II: URU son las siglas de Universidad Rafael Urdaneta. 
nota III: psicología es la carrera que yo quería estudiar desde que tengo uso de razón.  
No fue un gran retraso; tal vez de 10 o de 20 minutos. Pero lo lo cierto es que a las 7 debía estar en la Universidad, y a esa hora estaba saliendo de mi casa. 
Bueno, los resultados los dieron un mes mes después y mi nombre no estaba en la lista de asignados. Así que me deprimí. En un intento de ir a un lugar; terminé en el centro de la ciudad (desventajas de no estar pendiente del camino que sigue un bus que no conoces muy bien) y ya que estaba, decidí bajar la depresión en un centro de arte que conozco bastante. El arte me subió el ánimo y decidí que no no era el fin del mundo. Mientras volvía a mi trabajo, las palabras que mi mamá me había dicho en la mañana pasaron por mi mente. 
“Si no pasas, siempre puedes estudiar comunicación social en URBE.”
nota: URBE será referida como la Universidad de los Sueños Rotos a partir de ahora.
Nunca me vi como comunicadora social. Nunca fue mi sueño. Nunca dije “si, yo quiero ser comunicadora social cuando sea grande.” Pero el área me llamaba la atención, a pesar de que quería ser psicóloga, de vez en cuando notaba que Comunicación Social también me llamaba la atención y decía que algún día quería estudiarlo. Pero eran palabras vacías, entre mis planificaciones nunca estuvo estudiar comunicación social. No realmente. 
Pero como veía que todos estaban inscribiéndose, y como pensaba que había superado psicología, y como comunicación social sí me gustaba, decidí inscribirme en la Universidad de los Sueños Rotos, o USR, en Comunicación Social mención Periodismo Impreso. Lo tomé como una Serendipia en su máximo esplendor. 
Mientras buscaba mi felicidad en psicología, la encontré en periodismo. ¿Qué serendipia mejor que esta?
Y ahora estoy aquí. Cursando mi primer trimestre, haciendo un blog para prepararme a los años venideros y cruzando los dedos para no volverme loca en el proceso. 
Manténganse cuerdos conmigo.